Como continuidad del post sobre el "Perfil psicológico del Jesús nazareno-betlemita, que generó la Navidad", les ofrezco hoy el análisis psicológico de la resurrección del mismo Jesús de Nazaret, desde el encuadre de la Psicología Transpersonal, pero no como análisis de un hecho histórico, sino como psiconálisis de un hecho teológico o mítico (como mejor se quiera leer, puntualizando que, un mito no es una mentira)
Para este análisis recurro a textos bíblicos, porque no hay otos posibles textos-históricos que nos alcancen luz sobre el hecho histórico-teológico de la resurrección de Jesús, el Cristo. Pero el contenido analítico-discursivo que les ofrezco no tiene valor exegético (interpetarcion lingüística de textos) ni hermenéutico (análisis sobre el contenido de verdad de los textos); es el resultado de mi subjetiva interpretación psicoanalítica desde la consciencia de mi SUPER YO, acerca de este hecho-teológico.
Para hacer este esfuerzo intelectual, ser creyente o no serlo es irrelevante.
Me motivan a hacer esto, las fechas de Semana Santa y Pascua de Resurrección que en nuestra cultura occidental han marcado las manifestaciones de la historia de nuestros Pueblos, para bien y para mal y, que en la sociedad de hoy van perdiendo la significación que, desde mi vivencia psicoanalítica, tienen. Para dialogar desde este análisis, les invito a leer las referencias que hago de los textos del AT y del NT.
El Ser Absoluto que Jesús-Cristo nos ha revelado es: Persona en acto absoluto de ser (un solo Dios); es Personas en forma absoluta de ser (tres Personas en intrínseca complementariedad) y, es Personas en razón comunitaria-absoluta de ser (tres Personas que se donan, entre SI, generacional e inspirativamente y, se nos manifiestan creacionalmente fuera de SI). De este hecho revelado (y creacional-evolutivo) se deduce que el Ser Absoluto no puede SER ni puede actuar sin sus criaturas, lo que S. Pablo certifica en (Hch.17, 28) con el aserto de que “en Dios vivimos, nos movemos y existimos”.
No que Dios vive en nosotros, sino nosotros vivimos en Dios; no que Dios se mueve en nosotros, sino que nosotros nos movemos en Dios y, no que Dios existe en nosotros, sino que nosotros existimos en Dios. Ésta, no es visión panteista sino PANDEISTA "el Absoluto está en toda verdad, bondad y hermosura y, toda verdad, bien, y hermosura, es presencia reminiscente del Absoluto" La diferencia entre panteismo y pandeismo estriba en la conceptualización de la relación de nosotros con Dios y de Dios con nosotro: de manera antropomórfica o de manera mística; de manera sensorial o de manera extática , respectivamente (en vivencia de éxtasis).
Estos tres verbos, (vivir, movernos y existir) son los actos (acciones) correspondientes de nuestro ser
personas no en forma absoluta, como en el Ser Absoluto, sí ES, sino en forma creciente
(deitática: Dios en nosotros, con nosotros), en forma de proceso (evolutivo y creciente) y, en forma de potencia (volitivo-intencional-creciente):
-el acto de ser persona, en potencia intrínseca de ser, se nos dona con la vida (como acto
creciente de ser deitáticos-as);
-la forma de ser persona, se nos faculta comunitariamente, como
proceso (con el movimiento cognitivo,
evolutivo, creciente y complementario, como forma deitática de ser) y,
-la razón de ser persona, se nos dona como potencia de ser
trascendentes, acotados en nuestro principio, pero sin fin (con la consciencia volitivo-intencional de
existencia trascendente del tiempo y de la historia; como razón deitática de
nuestro ser en el tiempo y en la historia).
Expresión didáctica de lo antedicho sobre la interacción del Ser Absoluto con el ser humano (manifestación deitática), la encontramos si leemos, analizamos y contrastamos la acción recíproca de Dios y la humanidad, que nos expresan 2 textos: el Éxodo 3, 1-8 en correlación con Hechos de los Apóstoles 17, 28.
En ellos encontramos que el Ser Absoluto: YO SOY, (este es mi
nombre para siempre)
se infunde (recibimos el infuso) en el ser humano y lo personifica (le da en potencia, poder ser persona) por la acción de tres
verbos: transfigurar, transportar y transverberar, que atributivamente
asignamos por comodidad didáctica, respectivamente: a Dios-Hijo, Jesús el Cristo (transfigurar); a Dios-Padre (transportar) y, a Dios-Espíritu Santo (transverberar).
(Estos tres verbos tienen en común la partícula “trans” que significa: transfigurar, cambiar de aspecto, de figura; transportar, cambiar, llevar de un lado a otro; transverberar, cambiar taladrado, traspasado nuestro espíritu, por el Espíritu)
- Transfigurar: lo realiza Cristo-Jesús en
todos los seres humanos a través de cada
una de las manifestaciones de bien y
verdad que hay en ellos y en todo
a través de cada una de las manifestaciones de la hermosura creada por y
en los seres humanos. Por la transfiguración, en EL “nos movemos” en función de la
“Charitas” (caridad), lo que es igual a “Justicia
Plena”. Dios habla desde la “zarza
ardiente que no se apaga”. Y Moisés, teme a la humanidad, al Pueblo de Israel
que busca seguridad pero va, se mueve hacia su Pueblo.
- Transportar: lo realiza el Padre para que el Pueblo de Israel afronte el miedo, (porque Dios nunca castiga) y pueda afrontar la temeridad; sin EL, la humanidad no es humanidad personalizada, pero con EL, la humanidad es su Pueblo, el pueblo de personas humanas para siempre... que todo lo puede. Por la transportación en EL “existimos” por medio de “Spes” (la esperanza; esperamos que así sea) lo que es igual a (obrar en mi nombre) “el nombre del Padre es Misericordia”. Dios afirma que es “consciente” del dolor de su Pueblo, de la humanidad; que contamos para EL. Y Moisés no quiere mirar a Dios por miedo a morir, pero sube al monte (se transporta) para encontrar a Dios.
- Transverberar: lo realiza el Espíritu Santo para que la humanidad (en cada ser humano) pueda superar “la cruz” formada por la promiscuidad que asegura la supervivencia y por el carácter que sustenta como cimiento a la personalidad; y asi pueda superar la “egotización” que se expresa en la pereza, en la envidia y en la soberbia. Por la transverberación en EL “vivimos” a través de la “Fides” en el Espíritu y sus Dones (la fe en y con el Espíritu). Dios anuncia su “SER FIEL”, para siempre. Y Moisés sólo recibe como respuesta la plenitud de ser taladrado, traspasado en el espíritu que él y su pueblo pueden llegar a ser y, por eso, deben llegar a ser: “Yo Soy, este es mi Nombre para siempre”. El Absoluto no puede SER (vivir, moverse y existir) en los seres humanos sin que estos vivan, se muevan y existan como personas humanas… transfiguradas, transportadas y transverberadas en el tiempo y la historia.
Este es el cometido (transfigurarse,
transportarse y ser transverberados) que se propone lograr la Psicología Transpersonal, de
conformidad con el MODELO Absoluto, el SER Absoluto y en DIÁLOGO con El Absolto, porque
no se puede ser persona sin comunicación con el-los-las otras-otros, sin diálogo; sin
aprehender al, o a los otro-as, sino por la contemplación, por el éxtasis (en el vivir, moverse y existir) porque este es el proceder que
nos ha sido infundido y revelado por Jesús, el Cristo resucitado.
La Resurección de Jesús el Cristo, psicoanalítica y transpersonalmente leida , nos ofrece a las personas humanas esta visión de la existencia temporal: transfigurada, transportada y transverberada.
Creo que esta visión es alentadora y liberadora; vale la pena hacer el esfuerzo intelectual de planteárnosla.
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