Definida la
persona humana como “el ser que, socialmente: vive,
se expresa y trasciende, con consciencia libre, actuar honesto y transcender
místico”, ¿cómo
se constituyen estas tres variables?
Cada una de ellas tienen tres indicadores básicos que describiré porque, creo, son de gran importancia para el proceso de auto-educación-permanente, y otros complementarios de acuerdo a la cultura de que formamos parte y que, por ser culturales, no se pueden analizar de manera genérica.
Los
3 componentes de la Consciencia Libre...Se
definen por la vivencia de 3 verbos-(acciones): Pensar… verazmente, Desear… no posesivamente y Criticar… comprometidamente
Las
3 acciones exigen autocontrol que deberemos aprender educativamente… mediante la
perseverante y libre-aprehensión de estrategias de auto-registro de nuestro actuar, que abarque la acción de cada uno de
los 3 verbos… para tener “control y autocontrol de las necesidades primarias y
de las necesidades creadas.
Este
proceso educativo ha de comenzar desde la infancia, aprendiendo a aceptar
fruitiva y gozosamente los límites, y culminar en la adolescencia, asumiendo los riesgos de la creatividad y de la ejercitación de iniciativas,
supervisadas.¿Y qué pasa si estos aprendizajes no han formado parte de nuestra experiencia y somos adultos? Pues que lo que no aprendió Juanito-a, tendrá que aprenderlo Juanote-a.
Ser
veraz es, ciertamente, expresar lo que uno cree ser cierto pero para
llegar a ese convencimiento de certeza se necesita, antes, pensar rectamente y,
después, no permitirnos dudar de lo que hemos considerado ser los objetivos
rectos de nuestra vida.
Si ante cualquier experiencia emocional, nos permitimos dudar de los objetivos de nuestra vida y calcular el costo-beneficio de la oportunidad que la emoción pone a nuestro alcance… entonces, irremisiblemente caeremos en la tentación de no pensar verazmente y auto-engañarnos porque “la tentación es una duda alimentada”, y nuestro pensamiento se verá perturbado por la mentira.
Habremos comenzado a dejar de ser libres.


La veracidad está al servicio de la honestidad (y, siendo necesaria, es menos que ésta) que consiste en “ser eficientes en el logro de los objetivos que por igual nos beneficien a nosotros como a quienes nos rodean”.
La
honestidad, por lo dicho, tiene dos exigencias: el juicio autocrítico = juicio
ético para crecer individualmente y el juicio crítico-adulto = juicio místico
para crecer socialmente Éste nos exige
denunciar, anunciar y comprometernos para cambiar las situaciones sociales de
injusticia; de otro modo no podremos ser libres.
(continúa)
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