Haciendo interconsulta profesional, surgió la pregunta: ¿cómo ayudar a desarrollar, sanamente, la sexualidad a una persona que ha hecho opción por vivir en celibato permanente?
Me parece que el tema puede ser de interés para muchas personas porque: la vida nace en estado de celibato y porque nos impondrá, sí o sí, momentos más o menos prolongados para vivir célibes y, al final de la misma se nos impondrá el celibato, muy probablemente En todas esas circunstancias es imperativo, vivir con dignidad.
Uso dos términos en este post: sexualidad y soltería (en plural). La palabra celibato deriva del latín "caelebs-is" que se traduce por soltero y estado de soltería, de quien no se ha casado o, se ha divorciado o, ha enviudado. Anteriormente he dicho que la vida nos impone estado de soltería o celibato aún estando casados, cuando las circunstancias coyunturales nos obligan a estar separados de nuestras parejas y, en estos casos, habremos de vivir nuestra sexualidad con igual dignidad que en el ejercicio de la relación de parejas.
Es conveniente tener esto en consideración porque olvidamos, facilmente, que la vida es celibial por esencia y que la vida en pareja es coyuntural y contingente, es decir, que puede darse o no darse; pero la sexualidad es inherente a la vida saludable, es decir, que no se puede desarrollar la vida y la personalidad, saludablemene, sin que expresemos nuesta sexualidad.
El tema de la interconsulta que motivó estas líneas tenía como referencia la sexualidad saludable de las personas que hacen opción por la vida celibial de manera social y permanente. Las motivaciones, para hacer esta opción de vida, pueden ser diversas y todas válidas para los individuos que las asumen: cálculo de costo-beneficio, opción por las ciencias o por las artes, opción por la vida política, opción por la vida religiosa, opción por expresiones de altruismo, opción por evasión de las consecuencias de traumatismos físiológicos o psicosociales etc. etc. y todas válidas, sí y sólo sí, la viven saludablemente y, para que así sea, aporto las siguientes ideas.
Hablo de la vivencia de la sexualidad saludable y no de la vivencia de la genitalidad, ni de la vivencia sexual, saludables. Las diferencias conceptuales entre sexualidad, vivencia sexual y genitalidad las he expuesto en diferentes posts y a ellos refiero a las personas dialogantes, que deseen recordar con precisión los conceptos para usarlos y vivenciarlos con conciencia cierta. La confusión de los mismos suele inducir a relativizar y adulterar las vivencias que de ellos dependen.
La vivencia de la sexualidad abarca la totalidad de las expresiones de la persona humana y al respecto he manifestado muchas veces que no por el hecho de ser seres humanos actuamos y somos personas humanas. Sólo somos personas humanas en tanto y en cuanto compartamos nuestro tiempo, nuestra vida, nuestro saber y nuestra creatividad con las personas que nos rodean para que, éstas se desarrollen, crezcan y disfruten de la existencia.
La sexualidad en la vida de solteria-s para que sea saludable, es decir, para que ayude a crecer gozosamente al célibe y a todas las personas durante el tiempo de celibato impuesto por las diversas circunstancias de la vida (dado que se inhibe voluntariamente la vivencia genital en todas sus expresiones: mentales, sensoriales y fácticas) requiere de la acción libre, intencional y permanente (no a ratos, no intermitentemente) de 3 expresiones de sus vidas:
- Desarrollar alguna forma de CREATIVIDAD con el objetivo de vivir con HONOR (esto lo hice yo) alguna o las tres dimensiones que nos constituyen: el cuerpo, la mente y el espíritu, por la-s que reconozcan la propia identidad de género dominante.
- Desarrollar la conciencia de LIBERTAD para ayudar, para servir y, de esa manera, crecer en la consciencia de ANDROGINEIDAD (equilibrio entre la masculinidad y la feminidad) y, de ese modo, integrarse esponsalmente (aliviando el peso a los demás) con la sociedad de la que propenden, motivados subliminalmente, a separarse y a aislarse.
- Desarrollar el concepto de ALEGRÍA en la acogida, en la valoración y en las acciones de aportar por el servicio, a quines les rodean, en EQUIPARIDAD que puede traducirse por el siguiente criterio en la comunicación y acción: "tu eres antes que yo, más que yo y superior a mi pero... no sin mi"
Alcanzar esta triple dimensión de desarrollo saludable de la sexualidad desde las solterías o celibato, difícilmente se logra sin apoyo psicoterapéutico, personal o grupal, formal o informal, porque no hemos sido educados (en el occidente judeo-cristiano) para asumir la soltería como forma saludable de la sexualidad, de la vivencia sexual y de la genitalidad.
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