Acerca del valor de lo grande y de lo pequeño existen muchos dichos que humorísticamente pueden competir entre sí y, según las circunstancias, poder mostrar la primacía de un dicho sobre el otro. Pero no es de esto que quiero compartir lo que ocupa mi mente y así dialogar con ustedes.

Lo pequeño son realidades que pasan desapercibidas para las mayorías de seres humanos que sólo se impactan con lo espectacular, con lo grande, con los personajes, con los resultados, con los objetivos cumplidos, con el éxito final. Para ellos, sólo tienen valor las riquezas, la opulencia, el poder, la fama... y lo que de hedonismo estas realidades les aporten.
Por el contrario la virtud, es decir, la fuerza de la pobreza, la fuerza de la sencillez, la fuerza del servicio, la fuerza de la participación solidaria y/o subsidiaria no son apetecibles y mucho menos deseables.
Esas virtudes son, sólo, "consuelo auto-sugestivo para los débiles, para los PEQUEÑOS".

De cualquier otro modo serán realidades logradas desde los distintos modos de adulterio, de corrupción y de mitomanía o, dicho de otra manera, alcanzadas desde las distintas modalidades psicopatológicas de la vida social. Y, claro está, el resultado lo pagarán siempre... "los débiles, los pequeños" porque como todo tiene costo, si no lo pagan los victoriosos habrán de pagarlo los débiles, los pequeños. Así se cumplirá la afirmación que Quino pone en boca de Mafalda: "nadie amasa una fortuna sin hacer harina a los demás".
El valor de la Navidad es que Alguien GRANDE se hizo Pequeño para valorar lo pequeño, para valorar a los pequeños, para valorar lo poco en la dimensión incalculable que tiene... lo pequeño.

¡ FELIZ NATIVIDAD, para todos los pequeños !
FELIZ NAVIDAD,
la del grano de mostaza, la de la partícula de levadura, la de la única moneda de una viuda,
la del trabajo constante y solidario o subsidiario
de los viñadores sin horarios
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