Sobre la amistad y sobre los amigos se ha escrito taaanto... que, sin duda, debe tener mucho valor. Nada más claro al respecto que la sentencia del libro del Eclesiástico 6, 14 : QUIEN ENCUENTRA UN AMIGO FIEL, ENCUENTRA UN GRAN TESORO.
El término "encontrar un tesoro" sugiere que se nos presenta, en la vida, por buena suerte o como resultado de haberlo buscado mucho y que cuando lo encontramos nos quedan dos alternativas; o nos apoderamos del tesoro encontrado o pagamos para conservarlo. En el NT se dice que ese tesoro alguien lo encuentra en un campo y, entonces, "va vende todo lo que tiene y compra el campo aquel" (Mt. 13)
Como el tesoro del que hablamos es UNA PERSONA, la primera de las alternativas (apoderamiento de las personas) es el origen de grandes conflictos y patologías en la relación de las personas porque, por donde se lo analice, es un robo o da origen a un modo de esclavización de un individuo sobre el otro, o del dominio de unas mentes sobre otras. Pensemos, al respecto, en las relaciones de amistad guiadas por los lideres de masas o en los liderazgos empresariales o por los lideres intelectuales; fácilmente degeneran en sistemas de opresión, sojuzgación y dominio.
La segunda de las alternativas (pago para poseer el tesoro legalmente) puede correr parecido riesgo si una de las personas involucradas tiene el dominio en la relación porque ha subyugado a la otra y "paga, invierte, subvenciona" la vida de la otra persona. Pensemos en las relaciones entre amantes; muy pocas veces se rigen por la honorabilidad de cada una de ellas.
Frente a estos dos riesgos nos queda una alternativa saludable: la SOLIDARIDAD SUBSIDIARIA, es decir que ambos paguen lo que cuesta la amistad, que ambos paguen lo que cuesta el tesoro encontrado y se apoyen para alcanzar el objetivo de conservar el tesoro, cuando el otro no pueda hacerlo como ha acostumbrado hasta ese momento de dificultad.
En conclusión... tener un amigo cuesta: cuesta encontrarlo, porque los tesoros no se encuentran todos los días, son escasos, y cuesta conservarlo porque la codicia ajena nos pone en riesgo de perderlo y porque el afán de posesión fácil y cómoda nos induce a la pereza, que es el modo eficiente de desvalorizarlo, de depreciarlo.
La solidaridad subsidiaria es EL VERDADERO COSTO DE UN AMIGO y tiene dos componentes básicos: la CONFIDENCIALIDAD y la COMPLICIDAD.
Tener un amigo es tener un tesoro porque sólo podremos valorarlo si conocemos su alma y su espíritu y porque sólo podremos ser valorados si él conoce nuestro espíritu y nuestra alma. En esto consiste la confidencialidad y, cuando esto se alcanza tendremos el gran tesoro de ser corregidos frente a frente y de ser defendidos de los demás cuando lo necesitemos, a nuestras espaldas, sin que lo sepamos. Y, por añadidura, esa es la base de nuestro gozo en la vida: ser valorados por lo que somos.
Esto es lo que significa la palabra: "cum - fidei" = "con fe en el otro y con la fe del otro" O lo que es lo mismo "estar adheridos mutuamente, el uno al otro". Esto sólo puede darse en la dimensión del "espíritu de las personas" para lo cual no se necesitan clausulas escritas, ni restrictivas, ni punitivas, porque ésta es nuestra FORMA DE SER personas entre personas.
Esto es mucho más que pasarlo bien con alguien o que podamos desahogarnos o reír con alguien. Cuando sólo esto se da en una relación (lo que es muy bueno por supuesto) estaremos ante una persona con bondad amorosa o en una relación parental o en un enamoramiento o en una relación de pareja o en una relación de amantes o, inclusive, en una relación de esposos pero no implica, necesariamente que seamos amigos.
¿ Es, entonces, que ser amigos desde la confidencialidad es mejor y más perfecto que todas las formas de relación nombradas ? SÍ es mejor y más perfecto y... al mismo tiempo, puede y debería ser la plenitud de todas ellas. Dicho de otro modo, en las formas de bondad amorosa es posible la confidencialidad, pero no es lo más común.
¿ Y la complicidad qué es?
Las personas humanas sólo podemos ser cómplices (etimológicamente cum-pligo = plegados con otros, unidos con pliegues a la manera de los filamentos de una soga), para lograr objetivos de crecimiento, de desarrollo, de belleza, de bondad y de veracidad de otras personas... porque ésta es nuestra RAZÓN DE SER de personas entre personas.
Los individuos humanos, en cambio, suelen ser compinches para el mal, para lo perverso, para lo denigrante pero nunca serán amigos entre sí porque su actuar va en contra de la razón de ser de las personas y acaban traicionándose y asesinándose entre ellos porque nunca han tenido como razón de su cercanía... ser personas, "ser gente", con el o los otros.
Ejemplo claro de lo dicho son las traiciones, venganzas y asesinatos entre camaradas y compinches cuando alguno de ellos quiere alejarse, obrar de manera diferente, tener juicio y conciencia propios. Lo vemos a diario en el llamado crimen organizado, en los llamados ajustes de cuentas y, desgraciadamente también, en las organizaciones políticas, tanto civiles como religiosas.
Conocer y dejarse conocer para, uniendo fuerzas, realizar lo bello, apoyar lo bueno y perseguir la verdad de manera conjunta; es la única manera real de ser amigos.
El costo que hay pagar para alcanzarlo, es la humildad y sencillez. Y, en contraposición, los riesgos de no encontrar, en quien se esperaba, una persona amiga sino un compinche son muy altos y, con frecuencia la apariencia del costo es bajo pero los resultados son siempre muy penosos. Sugiero, al respecto, que leamos y re-leamos el capítulo 6º del eclesiástico; no tiene pérdida.
Por eso "QUIEN ENCUENTE UN AMIGO, QUE LO CUIDE, QUE LO CUIDE"; que lo cultive, que lo cultive.
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