jueves, 6 de junio de 2013

¿ DEBEMOS RESPETAR LAS IDEAS DE LOS DEMÁS ?

Motiva esta reflexión el comentario último que hiciera una lectora al penúltimo post, discrepando del enfoque de los textos, lo que me pareció muy bien.

Me hizo recordar un incidente televisivo que hace tiempo tuve con un neurólogo quien me dijo "respeto tus ideas pero no las comparto" e intentó argumentar contra ellas.  Solicité autorización para interrumpir y le dije: "mientes, porque tu, como yo, no respetamos las ideas del otro.  Yo sí porque soy demócrata, rebatió el neurólogo... Vuelves a mentir, contesté, a quienes nos ven y escuchan justificándote con la democracia, que es un sistema de relación social y que nada tiene que ver con lo que debatimos que son ideas, conceptos y teorías".  Hasta aquí la anécdota.

Las ideas, los conceptos y las teorías que no siendo lo mismo las homologamos en el lenguaje coloquial no deben ser, jamás, respetadas; deben ser, siempre, objeto de crítica-adulta para ser superadas. El ejercicio de la crítica adulta o crítica creativa requiere de la ejercitación de tres verbos: "denunciar, anunciar y comprometerse" en el cambio.  De otro modo la pretendida crítica es simple ejercicio de criticonería, de chismorreo, de cotilleo o, en el mejor de los casos de ejercicio de dialéctica. 

El objetivo de las ideas, es siempre la VERDAD inacabada e inacabable y, por lo mismo, sin crítica adulta y sin superación de las mismas, se anularían todas las expresiones de cultura; dado que los modos que tiene la mente humana de aproximación al conocimiento de la verdad son: la intuición, la vivenciación y la experimentación o ciencia.


La no contradicción de las ideas lleva a la mente humana a los "fundamentalismos" que, por igual pueden ser, teistas, agnósticos o ateos.

Los fundamentalismos tienen dos orígenes: la mentira y la justificación.  La mentira que con frecuencia se reviste del ropaje de decisión democrática, o de seguridad por el aporte de la ciencia.  A ambos ropajes se suele dar  categoría de valor universal y hasta absoluto. Nada más falso, a mi modo de ver, porque como todo modo de conocimiento sólo tienen expresiones de verdades parciales y sesgadas por la emocionalidad. 
La justificación que se reviste de creencias, de intereses y de proselitismos pretendidamente sagrados algunas veces y otras veces laicos, con los que se intenta encubrir los miedos del inconsciente es, igualmente,  un modo elegante de mentirnos y de mentir.

La búsqueda de la verdad exige a nuestra mente apertura hacia el absoluto y el infinito, guiado el método de nuestro conocimiento por el principio de la "falsabilidad", que equivale a aceptar por verdad temporal algo, hasta que sea encontrada por el conocimiento, la expresión superior de la misma.  Esa búsqueda y superación de las verdades parciales, vale decir de las ideas, es el producto de muchos y no de uno solo, lo que no hay que confundir con el consenso democrático. Los veredictos democráticos rara vez aseguran la verdad.

Quien sí ha de ser objeto de aceptación incondicional es LA PERSONA.  En la historia de la humanidad, según el relato del evangelio de S. Juan, una sola persona se ha atrevido a decir de sí misma "yo soy la verdad", Cristo y añadió "en esto consiste la vida eterna: que te conozcan a ti Padre y a quien tu has enviado".

Podemos creer en Cristo como Dios o no creerlo, pero lo que está fuera de toda duda es que, con las dos expresiones, ha marcado en Occidente la no limitación de la dignidad de la persona humana. 

La verdad es posible de ser encontrada por la persona humana fuera y dentro de la persona humana.  En consecuencia "nadie sobra, todos somos necesarios" al mismo tiempo que ninguna de nuestras ideas deben ser respetadas ni tenidas por sagradas porque, entonces se transforman en ideologías que son la madre de los fundamentalismos.

Desarrollar nuestras ideas contando con el aporte de las ideas de los demás, con el mestizaje ideológico, con el diálogo es dar el paso de  ser humano a ser persona; en búsqueda de la verdad que hay en el espíritu de cada persona.

Per-sonnare o persona es el ser humano que escucha el "son" que hay en él y sale al encuentro de los otros "sones" para armonizar sintonías sinfónicas. 

Ser persona así, nos exige renunciar a nuestras seguridades ideológicas y desarrollar la humildad intelectual.

2 comentarios:

  1. Hola Julian:
    Es curioso que justo hoy llegando del trabajo me entero del blog y justo de este tema. Comparto una anécdota de hoy contigo para saber tu opinión ya que siempre reflexiono sobre mi proceder.

    Formo parte de un equipo de trabajo que realiza un proyecto importante para una institución del estado y estamos a una semana de la fecha límite, pero el día de hoy, el coordinador de mi grupo de trabajo nos reunión con el fin de discutir un asunto importante. Nos planteo que el día de mañana solo trabajemos la mitad del día y el día sábado trabajemos la otra mitad para compensar la falta (pero los sábados no trabajamos), el motivo: "El Coordinador quiere ir a ver el partido de fútbol de la selección en su casa".

    Muchos dirán que si no me afecta no me debe molestar, pero si me afecta, el proyecto no va con un avance correcto y el desempeño grupal afecta a todos. Por ser todos hombres les dije abiertamente que me parece ilógico, incorrecto e irresponsable que pidan eso. El Coordinador pidió que se respete sus gustos y si los demás lo apoyan pues por que tengo que reclamar. Ante esto mi pregunta ¿Debo aceptar lo que dice la mayoría por ser democrático?

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  2. Mirko; tal cual presentas el caso, sin duda, estás siendo víctima de ARBITRARIEDAD amparada por la mayoría; la mayoría o si quieres llamarla política democrática puede ser tan arbitraria e injusta como la acción ejercida por la tiranía autocrática. Ningún régimen de gobierno nos asegura, por sí mismo la bondad y la justicia . Sin entrar a discutir las razones de la mayoría lo que puedes hacer es obrar con firmeza y astucia: Expresa con sencillez, por escrito, tu disconformidad con el modo de proceder, señalando con claridad los hechos y de qué manera te afectan negativamente. Manifiesta igualmente con claridad que asumirás el deber que te ha sido impuesto en espera de que esa forma de administración arbitraria del tiempo, no se repita en lo sucesivo.

    Esto no te asegura que vayas a tener éxito o eco ni siquiera entre tus compañeros pero, si cada vez que se presente una situación similar lo haces sentir de igual manera, terminará por cumplirse el dicho de que "la gota termina perforando la roca". Es la manera de que el actuar ético se vaya imponiendo sobre el actuar moral (el de las normas, códigos, convenios, reglamentos, leyes etc.)

    Ahora bien, serás objeto de observación más acuciosa, por lo que tendrás que ser tú extremadamente coherente con la rectitud en el cumplimiento de tus obligaciones laborales. Este es el costo añadido que tiene el "ser profeta".

    Vale la pena Mirko, ánimo

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