jueves, 13 de junio de 2013

CUANTO CUESTA SER PADRE....Y EDUCADOR.


Este post es continuación del anterior, que dividí para que no fuera demasiado extenso y así facilitar el diálogo sobre el tema que nos ocupa, "los hijos nos enseñan a ser padres..."

Luego de las consideraciones hechas hasta el momento es preciso preguntarnos, sobre los costos personales-reales, de la paternidad educadora que los padres tienen que estar dispuestos a asumir porque, claro está, la paternidad biológica suele costar poco. 

Hay cuatro componentes de costo: 

1- Diálogo vs. imposición caracterológica para educar en la experiencia gozosa de aceptación de los límites. Requiere que los padres tengan siempre en su alacena 1/4 de Kg de paciencia. O lo que es lo mismo, que cultiven la virtud de la Esperanza (vir-tus = fuerza).

2- Presencia continua en la vida de los hijos vs. vacíos ante los estímulos extrafamiliares. Compartir con los hijos con visión y juicio crítico pero sin escandalizarse de nada, los alcances tecnológicos que necesariamente sus hijos tendrán que consumir.

3- Opción prioritaria vs. presiones económicas, profesionales, sociales, religiosas, lúdicas, culturales etc, relegando para otros tiempos las apetencias personales legítimas porque, con la presencia de los hijos, el sentido de crecimiento y desarrollo de la pareja y de cada padre, se pierde sin ellos.

4- Decisión de educar a los hijos para ser diferentes y, por lo mismo, para que asuman ser tratados como minorías. Deberán aprender de la mano de sus padres a: vivir en soledad con sosiego, a vivir el silencio con gozo y creatividad, a ser segundos, a autosegregarse, y a aceptar ser segregados.  Sobre esta base estarán preparados para no engancharse a las múltiples "formas de dependencia" que la sociedad de hoy les va a ofrecer con estrategias de marketing eficiente (todos los modos de adicción que no nos permite ser creativos con decisión propia y gozar de ella, porque no forman parte de lo que está de moda). 
Llegar a ser persona y seguir siendo uno más de la masa humana, no es posible.

¿Y cómo se consigue amortizar estos costos, en una sociedad como la nuestra tan demandante de todo cuanto se opone a estas metas?  

La respuesta tiene tres partes: 
En LA ALTERNANCIA a la par que en la conjunción educadora.  No tanto en la alternancia temporal del diálogo (que también puede ser una alternativa aunque de menor valor), sino, en la alternancia de funciones al mismo tiempo que procurando  tiempos compartidos.  (análisis aparte merecen los padres solos)

Un ejemplo hermoso de la escala etológica nos lo ofrecen los pingüinos reales; más adversas las circunstancias medioambientales que las que afrontan para lograr la labor educadora de sus crías, es difícil de ser pensadas y por la alternancia de funciones logran su cometido.

La segunda vía es la PRESION SOCIAL SOBRE LAS AUTORIDADES RELIGIOSAS Y LAICAS. Ambas se ocupan poco y mal de la valoración real, no teórica, del trabajo educador de los padres y, por motivaciones distintas, ambos grupos de poder, ejercen presión de múltiples modos sobre la densidad poblacional.  

No se puede pretender tener una sociedad saludable, si las parejas con hijos soportan políticas de presión social, cultural, económica y laboral que asfixian el uso del tiempo-educador. Estas, hacen incompatible la tarea espiritual de ser padre, para ajustarse a las necesidades sociales y desarrollar la creatividad libremente.

Es necesario que los padres reivindiquen intelectual, social y políticamente los medios (que son mucho más que monetarios) para que puedan ayudar a sus hijos a ser creativos y libres, dentro por supuesto de un orden mayor, pero no sin ellos.  Los padres tienen la obligación de hacer políticas educacionales y sociales que eleven a las autoridades y las presionen para que, éstas, las secunden. 

La tercera vía es, la auto-LIBERACIÓN DE LA "PRESIÓN SOCIAL-ESTÉTICA" de querer a todos los hijos por igual.  No es posible porque nada igual existe en la naturaleza y no es posible porque  el diálogo con cada uno de los hijos deberá tener las diferencias que sus caracteres exigen.  No olvidemos, por último, que la belleza está en lo distinto, en la variedad y en la VERDAD CON QUE CADA UNO VIVE.


Y, al final del esfuerzo desplegado corresponderá SÓLO A LOS HIJOS hacer su propia opción ética y a los padres les corresponderá, consolidar su proyecto original, personal, social y de pareja. 
  




6 comentarios:

  1. Este es un tema que me apasiona mientras hago los mejores esfuerzos por cumplir como educador, aprendro a disfrutar de la experiencia y camino de ser padre de dos universos tan diferentes.

    Hoy, la ceguera dinámica por "más" en la que vivimos, nos hace tener la percepción que tenemos poco tiempo para dedicarle a nuestros hijos. Esto no es cierto. Tenemos tiempo para ellos, y deberámos además encontrar tiempo para nosotros mismos, para reencontrarnos, ser y dar más.

    Creo que la carrera contra nosotros mismos es tan ajustada que nuestro hogar se atesora idealmente como un espacio de descanso, paz y éste descanso tiende cada vez más a ser una burbuja egoista de encierro en uno mismo a través del disfrute de más tecnología no comunicativa. Al terminar la jornada, uno simplemete no quiere más, y nuestros hijos buscan nuestra atención haciendo piruetas creativas hasta romper la pita.

    Podemos aprender a disfrutar de ellos para conocerlos mejor dialogando . Para esto debemos poner en práctica una capacidad que al parecer ha quedado en el olvido.......la RENUNCIA.

    Sería muy bueno dialogar acerca de este tema, ya que al parecer hoy en día no enseñamos ni el manejo de las frustraciones, y renunciamos a nada. Unos cuantos bits y mucho plástico son la herramienta ideal para dispersar toda posibilidad de comunicación.

    Lo queremos todo!


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    1. Qué bueno que toques estos temas de la renuncia, búsqueda del hedonismo camuflado bajo la capa de hogar-descanso y refugio a la vez que centro de fuga cibernético.

      Qué ciegos solemos ser ante los signos de creatividad emocional de nuestros hijos y qué fácil sería satisfacer sus demandas; bastaría con que los incorporáramos a lo que estamos haciendo tocándolos; si hablamos con ellos, toquémoslos; si caminamos o nos movemos a su lado, toquémoslos; si hacemos algo operativamente, toquémoslos. Mientras son niños, el contacto físico es la vía de comunicación más eficiente para la transmisión de todo mensaje y, al pasar a la adolescencia ese contacto deberá tener características distintas pero no debe desaparecer.

      Si así lo hacemos, también nosotros experimentaremos satisfacción emocional y terminaremos involucrados en su mundo de manera relajada y sis estridencias, sin sensación de mortificación. De este modo nos beneficiaremos mutuamente y el costo-bedneficio será equilibrado.
      Y, como tu dices, será diferente con cada uno de los hijos que estén alrededor porque la naturaleza no se repite y el espíritu menos aún.

      Gracias Aldo por esta oportunidad de diálogo

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    2. Totalmente de acuerdo con las ideas que se han expresado arriba: que sí tenemos tiempo para nosotros y nuestros hijos, si renunciamos a ciertas cosas. Menos bits y más conversación.

      También que es ideal que les incorporemos a lo que estamos haciendo, el que aprendamos a compartir tareas con ellos de todo tipo, desde el ocio saludable que se puede compartir, más allá del fútbol y del cine, hasta las tareas de la casa. De paso, van aprendiendo a ser autónomos, por tanto más independientes y un poco más preparados para la emancipación.

      Lo que sí necesitamos hacer es una gestión inteligente del tiempo del que disponemos y saber priorizar ¿Es tan importante que los cristales estén limpios?

      Sobre que los padres reivindiquen, eleven a las autoridades, presionen... hasta ahí ya no sé si llega el tiempo, para luchar de esa manera contra corriente con la que nos está cayendo aquí en España, o habrá que pedir ayuda los abuelos. Se me ocurre que puede ser una buena idea para dedicarme cuando me jubile.

      A riesgo de parecer cansina, para todo eso veo yo la utilidad de enunciar los derechos: de los niños, de los trabajdores... que no tienen que ser algo estático, por supuesto, que habría que someter a permanente análisis, pero lo veo necesario.

      Merche

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    3. Qué bueno el apunte sobre los "abuelos o jubilados"... De seguro que si lanzamos esta idea habrá un buen número de ilustres "gerontos" que podrán aportar un gran nivel de verdadera "crítica adulta" que, contando con quienes trabajan seriamente en la educación de sus hijos, podrán hacer llegar a los gobernantes de turno, mucho más que oportunismos políticos.

      A ver si, a través de este instrumentillo de diálogo podemos llegar a más de uno.

      Gracias por el excelente alcance que has hecho al tema.

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  2. Bonito ejemplo el de los pingüinos. Mi fascinación por el mundo de las aves: muchos suelen tener una pareja de por vida y colaborar ambos en la crianza de su descendencia. Sin embargo los mamíferos entre los que nos encontramos...

    Julián, si lo ves de interés, me gustaría que abordaras el tema de la emancipación de los hijos ¿Educamos para la emancipación saludable: económica, psicológica, física...? ¿O a los que hay que educarnos en eso es a los padres a veces? Al menos en España parece que no lo hacemos nada bien.
    Merche

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  3. Estoy de acuerdo contigo, Merce. El tema de la emancipación, de la independencia, del actuar libre de nuestros hijos tiene un gran contenido que es conveniente dialogar desde el saber - saborear - y desde el conocimiento -cum-scire o conocer con otros-. Quiero decirte con esto, que parece tan rimbonban, que sí acepto lo que me propones de tocar el tema pero sin dejar de expresar -todos- nuestras vivencias, experiencias, conocimientos que, de seguro, serán mucho más valiosos que lo que yo pueda aportar. Lo mío será un modo de continuar el diálogo que tu ya has comdenzado.

    Muchas gracias, Merce

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