martes, 7 de febrero de 2023

EL DOLOR Y EL SUFRIMIENTO DE LOS INOCENTES ¿TIENEN SENTIDO EN EL SIGLO XXI?

Este post, abierto al diálogo con todas las personas que se interesen en este tema tiene 2 motivaciones: 

- primero, meditar en el sentido que pueda estar oculto en el sufrimiento de las personas y, especialmente en el sufrimiento de las personas inocentes que, en nuestro momento histórico, los medios de comunicación nos aseguran que son millones de millones, esparcidas por todos los continentes y, 

- segundo, dar respuesta  a los interrogantes  que una dialogante me formulara, a raíz de un artículo que sobre este tema se ha publicado, de la eminente teóloga luterana Sölle Dorothee quien, con base exegética del Nuevo Testamento, nos obliga a superar la costumbre moderna de preguntarnos solamente por las causas y formas de superar el dolor y el sufrimiento por medio de tecnologías médico-farmacológicas y de estrategias polítco-sociales. Nos propone plantearnos preguntas sobre el sentido y función que el dolor y el sufrimiento puedan tener para las personas de hoy, en especial del mundo occidental.

Luego de leer y releer el artículo antropológico-teológico de Söller D. sobre este tema, no sólo actual sino acuciante para la humanidad porque... en qué punto de nuestro planeta no imperan el dolor y el sufrimiento... mi respuesta a nuestra dialogante y a todos los que se interesen en este tema es la siguiente:

El movimiento de partículas en el cosmos puede generar fusión y la fusión engendrar vida.

Cuando se engendra vida, se generan:  movimiento... cambios... dolor... sufrimiento y muerte. Esta secuencia es inexorable por ser ineludible; por ser inherente a la vida.

Ahora bien, el dolor es signo de vitalidad y de luchas contra la muerte, con quien el dolor se identifica como proceso y fin. El dolor es siempre biológico pero puede transformarse en psíquico cuando la lucha por la vida, es colectiva y social (lo que por igual constatamos en las escalas etológicas y en la historia humana, tristísimamente) y se transforma en sufrimiento cuya conclusión no es lucha entre vida y muerte (lo que sí sucede con el dolor), sino esterilidad psicosocial... esterilidad espiritual y muerte histórica o, dicho de otra manera, involución humana. Con el sufrimiento la humanidad no evoluciona, sino retrocede.  Signos de esta secuencia los encontramos en las culturas ancestrales que nos asombran con sus vestigios pero ya no existen. (Persas, Mesopotámicas, Egipcias, Pre-incaicas, Incaicas, Mayas, Aztecas, Griegas, Románicas, Chinas, etc.)

Meditar, como lo hace Sölle D. en estas tragedias de la historia, mediante la exégesis, me lleva a ver que, con su vida, JesúsCristo nos ha enseñado a hacer "de la necesidad, virtud", adagio que nos legaron nuestros abuelos.  Es decir, nos ha enseñado "vivencialmente" que, para enfrentar y superar la cadena de dolor, sufrimiento y muertes (biológicas y "sociales-históricas e histéricas") estamos capacitados y lo sabemos con certeza  porque como EL las superó, nosotros también podemos superarlas con la virtud o fuerza de nuestro espíritu psico-somatizado... asistido por la Esperanza en las evoluciones intelectuales y sociopolíticas que EL cambió de signo con su "muerte-matada", con su resurrección mística... teológica... histórica y... socio-cultural.

Y esta enseñanza vivencial la selló, como estrategia didáctica y metodológica, con un MANDAMIENTO nuevo, para los-as cristianas-os: "HAGAN ESTO EN MI MEMORIA" y, para todos-as en la historia de la humanidad con un AVISO de alerta... USTEDES NO SON MAESTROS NI PADRES... SON HERMANOS, (sentencias evangélicas).

Este mandamiento y este aviso, asumidos como motor de nuestras vidas personales y de nuestras vidas socialmente evolucionadas, nos permitirán individualmente y a través de la evolución socio-histórica, ser pesonas humanas resucitadas en y con la vida evolucionada de las personas que nos sucedan, como  lo es y  ha sido en su caso.  Este es, para mi, el sentido y función del dolor, del sufrimiento y de la misma muerte: ser personas resucitadas, ser sociedades resucitadas.

¿Es esto una utopia? Claro que sí, porque utopía es "la perfección de lo posible" y estas realidades personales e históricas son perfectibles y, por lo mismo, posibles.


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