Título con lenguaje esquizofrénico; lo admito pero...
¿hay algo más loco que una guerra, que un asesinato, que una violencia sexual, que una violencia de género, que una discusión violenta, que un robo, que una emenaza, que un insulto, que un gesto de desvalorización, que una actitud de discriminación... porque vivamos, anhelemos, pensemos, o hablemos de manera diferente?
Pero seamos realistas: estamos ahora ante lo que podría ser el desencadenamiento de una 3a. Guerra Mundial porque, aunque difícil de creer, Putin utiliza como justificación (y bien sabemos que toda justificación es una forma elegante de mentir) para atacar e invadir a Ucrania, el mismo argumento que usó A. Hitler para invadir Checoslovaquia : "tenía que defender a los alemanes (ahora Putin tiene que defender a los rusos o, a los que piensan en ruso, o se sienten rusos en Ucrania) de esos territorios que siempre habían formado parte de la Nación Germano-Alemana" (ahora Putin invade Ucrania porque formó parte nuerálgica de la URSS por las riquezas que ha aportado en la historia de Rusia) después invade Polonia y luego la eclosión de la 2a. Guera Mundial. Eso mismo arguye Putin que, claro está que desea reconstruir la antigua URSS, o su propia Rusica. No admite que la OTAN sea ampliada con territorios y naciones de la antigua URSS y para que eso no suceda, amenaza ya a los países cercanos e históricamente nuetrales de Finlandia y Suecia con tomar represalias económicas y militares, si decidieran anexarse a la OTAN, (porque con muchos países de la antigua URSS ya ha llegado tarde) .
Frente a esta megalomanía-paranoica (delirios de gradeza y agresividad para enfrentar el temor) ¿cómo vemos reaccionar y hacer a las naciones del mundo? Y ¿cómo reaccionamos nosotros? Porque la guerra es un comportamientos esquizofrénico de la humanidad, sin duda, poro lo son también los asesinatos, la violencia sexual, la violencia de género, la discusión violenta, los robos, las amenazas, los insultos, la desvalorización y la discriminación. Estos comportamientos, actitudes y gestos -beligerantes- nos invaden desde nuestros espacios familiares hasta los espacios laborales, sociales y políticos y han sido objeto de "educación" familiar y estatal a través del, prácticamente, único objetivo de los sistemas educativos: la competitividad. No nos han educado ni educamos para la colaboración, ni para la solidaridad, ni para la subsidiariedad, ni para la mancomunidad (como sí es el objetivo del método de la gran educadore Montessori, que el pragmatismo de hoy, ha olvidado y casi aniquilado). Estas dimensiones educacionables se consideran lenguajes religiosos y utópicos, cuando no mitológicos, y a ninguna de estas tres expresiones del lenguaje educativo se les da cabida en la filosofía de la educación del mundo postmoderno. Sólo el pragmatismo de la competitividad es el lenguaje universalmente válido de nuestro siglo.
- Internacionalmente, conferencias y más conferencias diplomáticas para intentar persuadir, a propios y a extraños, de la legitimidad de las violencias y, si eso no es posible, se impone el escandaloso veto en la ONU, por parte de los "GRANDES SEÑORES DE LA GUERRA" que terminarán administrando muertes y destrucción a su antojo - en cualquier Continente -, al mismo tiempo que se sigue declarando ilegítima o deplorable la pena de muerte (como acto jurídico o como anti-aborto o como aborto), en la mayor parte de las naciones y países. La hipocresía difícilmente puede ser más clamorosa y así, en la historia constatamos que, estas tragedias acaban cuando ya queda muy poco por destruir y, entonces, un "Señor de la Guerra" que supo esperar el desgaste de los contrincantes, ataca con violencia para imponer... la paz de los armisticios y, mientras tanto...
- En la "jungla política" de los países, pronunciamientos de adhesión con los débiles, con los agredidos y contra los agresores y fuertes armamentísticamente... sin que se defina quiénes son los débiles y quienes los fuertes; quienes los agresores y quienes los agredidos. Esta diferenciación baila al ritmo del tráfico comercial y económico que esté en juego, para cada país o para el interés político de quienes gobiernan los países. Una vez más, en las guerras lo que se asegura es "matar la verdad", sin importar cuál sea el costo, para las generaciones futuras, de la eliminación de la verdad. Pero, paradógicamente, sí está claro el costo: las generaciones próximas replicarán el modelo "del éxito y de la competencia" porque es lo que han aprendido y se acenturará la inconsciencia-subconsciente de la justificación y, consiguientemente, de la mentira como forma eficiente de asegurar el éxito en la competencia: eliminar al adversario y al diferente, comprando conciencias y comprando árbitros.
- Y en el fuero "interpersonal" de los asesinatos, de la violencia sexual, de violencia de género, de la discusión violenta, de los robos, de las amenazas, de los insultos, de la desvalorización y de la discriminación, que son las guerras que a diario vivimos todos... las conciencias están anestesiadas por el criterio del éxito: la competitividad exitosa. Para esto se nos ha educado y se educa, se nos ha instruido y se nos instruye, se nos ha capacitado y se nos entrena. Siendo esto así y afirmo que lo es, ¿se puede esperar de los seres humanos (del siglo XXI que contamos para alcanzar estos cometidos con tecnologías cibernéticas que nos aseguran el éxito de la competitividad)... que no hagamos las guerras cuando estamos educados para las guerras?
sí se puede... si nos decidinos a ser diferentes y estar dispuestos a pagar el costo de la discriminación por ser diferentes, porque "sin querer-queriendo" seremos silenciosos denunciadores de las agresividades y claro está el adagio de la sabiduría popular: "quien se mete a redentor, termina crucificado". Es la lógica consecuencia de la ley de física estática: "a toda fuerza de acción (silenciosamente denunciadora) corresponderá otra de reacción y de sentido contrario"... aplicada a las relaciones humanas, a la par que carentes de consciencia de relaciones entre personas humanas.
y ¿cómo se puede? haciendo, de los conflictos ideológicos (de las discrepancias) y de las agresiones de nuestra vida... "poesía, expresiones poéticas"... mediante la expresión bella del lenguaje (que eso es la poesía). En la práctica, educándonos en la contención de nuestros lenguajes (verbales, gestuales y comportamentales) para expresar nuestro pensar, sentir y desear, sin pretender convencer a nuestros "contendores, a nuestros próximos" y menos aún vencerles, derrotarles, humillarles, deslumbrarles, descalificarles. Sin la contención de nuestros lenguajes, complejos por la emocionalidad-intencional (que diferencian nuestros lenguajes de los que tienen las otras especies animales) involucionaremos hacia los lenguajes emocional-instintuales-compulsivos (o agresividad beligerante) que eso son las guerras, definidas de manera abstracta.
y ¿qué estrategia autoeducadora deberemos implementar, para contrarrestar las estrategias del sistema mundial-posmoderno que nos innunda y nos anestesia personalmente, familiarmente, laboralmente, socialmente, religiosamente y estatalmene ? Les propongo la estrategia de la oratoria-dialéctica ejercitada en el ambiente familiar y/o social-amical para acostumbrarnos a utilizar la belleza del lenguaje, la belleza poética, en todas nuestras formas de interacción.
Nos ejercitaremos en exponer nuestras emociones, ideas e intenciones... asumiendo el valor que descubramos en las emociones, en las ideas y en las intenciones de los otros, para lo cual necesitaremos escucharles y entenderles. Haciendo esto siempre juzgaremos lo que de positivo nos enriquece de las emociones, ideas e intenciones de los demás y, lo que es más importante, nos educaremos en el control de nuestra emocionalidad competitiva que sólo busca dominar a los otros sin importar el costo de las guerras que desencadenemos. (Para los creyentes y para los que, sin prejuicios, valoren la sabiduría ocuelta en los evangelios, me permito remitirles a Mt 5, 21-25)
¿metodología poética es esto? sí. Analice cada cual el alcance y costo que para cada quien, tenga, educarnos en cambiar nuestra predisposición y perversa educación para las guerras, que hemos recibido y que anestesian nuestras capacidades: intelectual, autocrítica, ética y espiritual y nos impiden discriminar el bien del mal; el agresor del agredido y, la verdad de la mentira. Y analicemos también qué tipo de valores vamos a incentivar en la formación de nuestros hijos, con este modelo del lenguaje poético, con los que tendrán que afrontar los riesgos de exclusión conscientemente... porque valoren más la verdad, el bien y el valor de las personas... en contraposición con el poder que da la competitividad y las guerras exitosas.
Creo que ésta puede ser una metodología con valor universal pero pienso que hay otras con valor cultural de carácter místico o religioso-místico, que pueden ser tan positivas o más, que la metodología que propongo.
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