EL MALO es: la personificación del ser, al que estamos sometidos inconsciente o preconscientemente para hacer lo malo o para hacer el mal.
Psicológicamente hablando, es la personificación del inconsciente colectivo que condiciona nuestra inteligencia emocional y/o nuestra consciencia cognitivo-racional y que nos "obliga colectivamente" a afirmar como bueno lo que, no siéndolo o siendo abiertamente malo, se ha hecho un comportamiento general, democrático y/o legal.
Hay muchos ejemplos pero, para no ofender la inteligencia de alguien, pondré 3 referentes con los que podremos fácilmente estar de acuerdo: la guerra declarada, la reivindicación social violenta y la promiscuidad sexual. Estos tres referentes invaden nuestro inconsciente colectivo, actualmente, en todos los estamentos sociales, institucionales (civiles y religiosos) y legales.
- La guerra, la bondad de la defensa legítima, por la guerra... ¿Alguien puede defender en su sano juicio que la guerra es un bien? ¿A quién beneficia, honestamente, la guerra, si lo primero que se mata es la verdad? ¿Y qué guerra no queda impune, si se obliga a las generaciones posteriores a estudiar la legitimidad de la misma?
Pues no obstante esto, en el siglo XXI no hay Estado que no se prepare para la guerra, ni nación económicamente poderosa que no fabrique, subvencione y venda armas.
Es la forma más eficiente de alimentar el inconsciente colectivo de autoafirmación y de identidad nacional y patriótica, que opaca y anula la obligación de buscar el bienestar, de superar lo malo, tanto a nivel de las instituciones como a nivel subjetivo e individual.
Luego de este logro en el manejo del inconsciente colectivo que llamamos identidad nacional o patriótica, es lógico que aparezcan formas de "guerras justificadas" en el orden interpersonal a las que llamamos violencia familiar o violencia de género o violencia ciudadana. Son en realidad formas de guerra que cada grupo humano justifica a su manera. Una de ellas es la siguiente...
- La reivindicación social violenta, justificada (y bien sabemos que toda justificación es una forma elegante de mentir) y propiciada por la pasividad y sordera del ejercicio político y por la lentitud (que es una forma de corrupción y de ejercicio de corruptelas) de los sistemas jurídico-legales.
Son siempre formas -soterradas- de encubrimiento de robos perpetrados desde el ejercicio del poder político, financiero y jurídico-legal, que explotan, mancomunadamente, el inconsciente colectivo para lograr identificar "como enemigos creadores de los malo que nos afecta", a los diferentes, cuando el origen de lo malo se encuentra en la deshonestidad de las vidas de quienes ejercemos el poder (desde el poder familiar hasta el poder de todas y cada una de las instituciones).
Estos modos de manipulación del inconsciente colectivo son formas de "el malo" eficiente, que logran acallar la conciencia de la obligatoriedad personal de alcanzar el bienestar que abarque a todos los que nos rodean, para así ser honestos.
- La promiscuidad sexual es el señuelo (que define al inconsciente colectivo-universal) del bienestar del siglo XXI.
La conducta sexual, inherentemente social por las 3 dimensiones que la constituyen (gozo fisiológico, comunicación-creativa-interpersonal y proyección procreativa-condigna) ha venido a ser considerada -universal y consensualmente- un derecho privado e individual para disfrutar del bienestar a nivel de gozo fisiológico, casi exclusivamente. Rara vez se vive como un valor de comunicación-crativa-interpersonal, es decir, de un proyecto de vida conjunto, firme, y estable, y la dimensión procreativa-condigna está en desuso y sólo librada al azar, a la eventualidad, a la que se la amenaza con "condena de muerte"... justificable en todos los niveles de la conciencia.
Esta definición del inconsciente colectivo del siglo XXI, (de "el malo") propalada por los medios masivos de comunicación social con desconocida eficiencia hasta este momento de la historia, ha quebrado toda norma moral, toda norma jurídica y toda consciencia mística: no es la vida la que prima y se propicia con la vivencia sexual-promiscua; son la subjetividad y el solipsismo.
¿Cómo superar estas expresiones -colectivas- del mal, de lo malo y de el malo?
Contraponiendo, a la insconciencia del inconsciente-colectivo, que se guía por el colectivismo siempre oportunista de la moda democrática, la consciencia personal, crítico-intencional, mancomunada con la acción correctiva de UN MODELO que sirva de guía a nuestro actuar honesto.
LA VERDAD Y LA HONESTIDAD NO SON DEMOCRÁTICAS; SON PERSONALES