Las traiciones son las formas eficientes para acabar, matar, asesinar... la amistad... y de matar algo o todo de nosotros mismos.
Pero ¿qué es o, mejor aún, qué son las traiciones?
Los términos "traición y tradición" tienen el mismo origen etimológico y están entre sí íntimamente relacionados. Derivan del verbo "tradere = entregar"
-apoderándonos de algo o cambiando lo que se nos dio para entregar-, en el caso de la traición, o
-entregando, transmitiendo "enriquecido" lo que hemos recibido-, en el caso de la tradición.
El término "tradición" deseo que sea entendido, en este post, como las diversas formas culturales y comportamientos con que los distintos grupos humanos se han enriquecido con valores perennes y/o trascendentes a lo largo de la historia. No considero tradición a los comportamientos o costumbres banales o destructivos o agresivos o de subvaloración entre las personas, o de éstas para con la naturaleza. Estos comportamientos son considerados, por mí, como expresión de "traición", hacia nosotros mismos.
El término "tradición" deseo que sea entendido, en este post, como las diversas formas culturales y comportamientos con que los distintos grupos humanos se han enriquecido con valores perennes y/o trascendentes a lo largo de la historia. No considero tradición a los comportamientos o costumbres banales o destructivos o agresivos o de subvaloración entre las personas, o de éstas para con la naturaleza. Estos comportamientos son considerados, por mí, como expresión de "traición", hacia nosotros mismos.
Así pues, traición es adulteración, cambio para apoderamiento, de lo recibido
y, tradición es la entrega enriquecida, para ser fiel, de lo recibido.
Generalmente pensamos en las traiciones cuando no trasmitimos o no conservamos fielmente lo que hemos recibido o lo que hemos prometido o dado a otra persona, y estamos en lo justo porque son promesas incumplidas que destruyen o acaban con la persona o que logran terminar la relación con esa persona. Un ejemplo de esto son los incumplimientos de compromisos emocionales, afectivos o sexuales.
Rara vez pensamos en traiciones cuando el contenido de la donación (confianza) ha sido entregado por una institución a nosotros, y nos engañamos conscientemente, porque de sobra sabemos que estamos traicionando la confianza que un colectivo tiene sobre nosotros. En buena cuenta asumimos que el colectivo al no tener conciencia personal sino jurídica, no sufre. Ejemplo de esto son las defraudaciones fiscales.
Casi nunca pensamos que la traición también se da, y muy frecuentemente, con nosotros mismos cuando adulteramos o cambiamos la "tradición que hemos recibido sin que medie un juicio creativo de crecimiento y de libertad para nuestro enriquecimiento y en igual medida para crecimiento de aquellos de quienes hemos recibido la tradición". En este caso, no nos engañamos... peor que eso, "nos suicidamos culturalmente". Ejemplo de esto son los cambios confesionales o la negación de la propia confesionalidad por comodidad o por seguir la corriente del momento. Hoy no está de moda y hasta se ve mal, la confesionalidad pública de la FE creativa y comprometida.
Casi nunca pensamos que la traición también se da, y muy frecuentemente, con nosotros mismos cuando adulteramos o cambiamos la "tradición que hemos recibido sin que medie un juicio creativo de crecimiento y de libertad para nuestro enriquecimiento y en igual medida para crecimiento de aquellos de quienes hemos recibido la tradición". En este caso, no nos engañamos... peor que eso, "nos suicidamos culturalmente". Ejemplo de esto son los cambios confesionales o la negación de la propia confesionalidad por comodidad o por seguir la corriente del momento. Hoy no está de moda y hasta se ve mal, la confesionalidad pública de la FE creativa y comprometida.
¿Se puede decir, entonces, que los cambios son malos porque son traicioneros? NO, los cambios son necesarios para vivir, para crecer y para desarrollarnos como personas; pero éstos han de estar conducidos por la creatividad y hacia la creatividad y expuestos, no ocultos, a la acción crítica-creativa de quienes nos han transmitido los valores. Sólo así podremos evitar traicionarnos a nosotros mismos y a las personas e instituciones que forman parte de nuestra misma cultura.
No es válido pensar que a nadie le importa, ni tenemos que informar o dar cuentas de lo que hagamos o pensemos. Por el contrario, nos debemos a todos por dos razones:
- porque nada de lo humano nos es extraño y
- porque no tenemos origen ni razón de ser por nosotros mismos.
La tradición construye y fortalece nuestras relaciones y amistades en tanto que la traición mata nuestras amistades y la propia vida porque nos priva de la savia de las raíces de nuestras culturas.
CULTIVAR Y CRECER EN LA TRADICIÓN demanda FE Y AMOR.
TRAICIONAR Y TRAICIONARNOS no demanda esfuerzo alguno; SÓLO DEJARNOS IR HACIA ATRÁS.