lunes, 13 de mayo de 2013

¿ VECINDAD SALUDABLE ?... solo si... PROPORCIONALIDAD SOLIDARIA



Hace unos días fui testigo del siguiente incidente de vecindad:“En huertos contiguos las dos personas propietarias compartían el agua de una charca para usos diversos. Sólo una de ellas era propietaria de los manantiales que alimentaban la charca.  Por diversas razones el agua se filtraba  de modo que no podían abastecerse ni para las necesidades elementales.  Se imponía hacer obra de albañilería y herrería para lograr contener el agua que habría de ser costeada. La persona que usaba el agua, por generosidad de la vecina sin tener ningún manantial en su finca, se expresó así… -Hay que calcular cuanto nos va a costar-“
Esto me permitió reflexionar sobre los conceptos de “igualdad  -  proporcionalidad  -  solidaridad”, aplicables a la vida cotidiana de nuestro actuar en sociedad y lo comparto con ustedes.

La expresión del usuario del agua ajena “cuanto nos va a costar” puede traducirse en cantidades muy diversas. Probablemente la más frecuente sea: “nos ha de costar a partes iguales” puesto que ambos usamos -igualmente- el agua; lo que equivale a usar el concepto de igualdad para la repartición de costos y gastos.

Pero…¿la igualdad es un concepto real, es decir, es observable en la existencia?...No existe igualdad ni biológica, ni psicológica, ni espiritualmente entre las personas humanas (campo de nuestro análisis). No existe, biológicamente, ni en los gemelos univitelinos: sus cerebros son distintos;  no existe psicológicamente, en consonancia con la estructura biológica y base del carácter, en ninguno de los dones o facultades que conforman nuestro psiquismo y lo que de ellas se genera; por ejemplo, no existe igualdad en los conceptos numéricos y por eso se requiere de cálculos correctivos para hacer frente a los márgenes de error de todo uso numérico; y, por ultimo no existe la igualdad espiritualmente porque el espíritu es inasible, inigualable, esto es, desigual. La conclusión es que ni la naturaleza ni Dios se repiten en sus obras, por eso es correcto decir que todos somos distintos e irrepetibles.

Siendo esto así, ¿cómo establecer el criterio de vecindad o de vida social saludable desde el concepto de igualdad en el reparto de responsabilidades?  No se podrá  jamás repartir a partes iguales las obligaciones, respetando el criterio de justicia, lo mismo en el orden jurídico como en el orden de la perfección.

Hay, sí, 3 posibilidades de acción saludable:  PROPORCIONALIDAD SOLIDARIA, “la persona propietaria de los manantiales de su finca” se solidariza con la persona vecina permitiéndole usar el agua (que podría bloquear) y aceptado solidariamente la cuarta parte del gasto.  COMPENSACIÓN CONSENSUADA o transacción económica, con lo que la propietaria se compromete a dar el servicio que la vecina necesita a cambio de la compensación negociada.  SUBSIDIARIEDAD COMUNITARIA (subsidiariedad, etimológicamente, quiere decir: “ponerse de bajo para que el otro alcance), es sólo posible en forma colectiva, comunitaria, social o gubernamentalmente para poder ordenar la secuencia de los servidores.

Tratándose de vecindad y en aras de la armonía y belleza del saber hacer, es bastante claro que lo más elegante es la PROPORCIONALIDAD SOLIDARIA, ¿no les parece?

10 comentarios:

  1. En este no me queda claro quien paga la cuarta parte del gasto en la proporcionalidad solidaria, si el propietario de los manantiales o el vecino.

    De todas formas, enlazándolo con tu entrada anterior en la que sustentas que los derechos no existen o solo los tenemos en tanto en cuanto hemos luchado para conseguirlos, parece que sí reconoces el derecho a la propiedad privada.

    Yo la conclusión que saco entonces es que cualquier ladrón, en tanto en cuan que to muchos se esfuerzan, trabajan y luchan para perpetrar el robo, pues se ha ganado lo robado, siempre que el propietario no luche más eficazmente que él para defender su propiedad. Así está hecho el mundo en realidad. Habría que averiguar cómo consiguió el propietario de los manantiales esa propiedad, nada menos que la del agua ¿No has puesto este ejemplo por causalidad verdad?

    ¿Y qué me dices de la herencia? ¿Se puede decir que nos ganamos el derecho a la herencia? Ya sabes que hay una parte de la que no nos pueden desheredar. Por mi trabajo compruebo cuántos problemas crea este derecho en las empresas familiares, hasta qué punto acaba a veces con ellas, ahora que tanto se necesitan en España... (Como nos piden que hagamos sugerencias de títulos de interés a publicar, hasta voy a proponer uno sobre la importancia de que se resuelvan los conflictos internos sobre liderazgo y demás de las empresas familiares, como paso previo a internacionalizarse, que es lo que perseguimos)

    Por alguna de tus entradas he leído algo sobre ciertas condiciones que nos hacen "humanos", no recuerdo exactamente qué decías...
    A lo mejor no te entiendo bien, pero a mi me parece fundamental que se preserven y se reconozcan ciertos derechos de los niños porque sin alguno de estos derechos no se pueden hacer verdaderamente "humanos". No solo por ellos mismos, sino porque de otra manera también se convierten en una carga, cuando no en una lacra para la "humanidad".

    De todas formas Julián, en general y no solo con respecto a esta entrada, también pude pasar que yo no acabe de entender bien según qué conceptos de tu profesión que yo desconozco y que a veces mencionas. Como verás mis comentarios son, pues de andar por casa, tampoco tengo mucho tiempo para mayores profundidades...

    Pero bueno, ya te he dado pie para que dialogues ¡Hala a contestar!
    Merche

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  2. Por partes iremos, Merce. Sobre quién debe pagar la cuarta parte o el tercio o lo que proporcionalmente consensúen en el ejemplo del texto; claro está que la persona propietaria de la finca en la que están los manantiales. Ella se solidariza con la vecina permitiéndola usar el agua sin medida y asumiendo una parte del costo de los arreglos necesarios para que pueda seguir usándola. La persona propietaria, en estricto rigor no necesitaría hacer la obra, sino bloquear al paso del agua a la vecindad.

    Sobre la propiedad... Ninguna propiedad es absoluta: ni la adquirida ni la heredada pero tampoco es igualitaria sino proporcional a muy diferentes variables (habilidades, potencialidades. La propiedad es social, es comunitaria porque es de la humanidad y para la humanidad en la que todos somos necesarios y nadie sobra (al menos hasta que otros posibles seres personales, extraterrestres, nos demuestren que es universal), pero los distintos sistemas sociales "prestan" en usufructo (y debería ser por tiempo limitado) el uso de la propiedad. Cuando ese préstamo se hace indefinido, se inicia el concepto de propiedad privada transmisible a voluntad (ventas o herencias) y de ahí comienzan los problemas sociales de la tenencia de la propiedad.
    Esto se hace fácilmente evidente, tanto como lastimosamente evidente, en tiempos de guerra... entonces, todos los bienes vuelven, por la fuerza instintiva de defensa social, a ser comunitarios. Claro, pasados estos tiempos se agudiza el problema.
    El tema es muy complejo porque no sólo tenemos que hablar de bienes de propiedad tangibles, sino de los intangibles y, entonces se agrava nuestro atavismo depredador.
    Por eso creo que el orden de solución "vecinal" (en el sentido más amplio del término) debería regirse siempre por la "proporcionalidad saludable" que demandará siempre... DIÁLOGO, es decir, salir de nosotros mismos, de nuestros convencimientos para asumir el valor del convencimiento de nuestros "vecinos" y de este modo daremos un paso más superando nuestro ser humano para ser personas.

    Los ladrones etc... salvo casos de subsistencia extrema (en los que no hay ni hurto ni robo sino supervivencia), estamos hablando de cerebros psicopáticos o psicopaticidad aguda (y es evidente que hay muchos en nuestra sociedad, especialmente en las escalas jerárquicas tanto sociales cuanto intelectuales). No estamos, por consiguiente, hablando de derechos ni de deberes sino de trastornos de personalidad individual o social porque, en muchos casos, es un fenómeno de grupos, de sociedades, de castas. Pero es un trastorno intencional y, consiguientemente autónomo; consiste en el paulatino auto-reducimiento de la conciencia hasta llegar a la "idiocía moral", es decir, se hacen idiotas en la conciencia que es la forma intelectual más eficiente, para ser máximos depredadores sin experimentar culpabilidad alguna.

    De los derechos de los niños... suena bien y muy tierno pero sólo son reales en tanto haya adultos que asuman sus falencias. Y aquí entramos en el campo de "los límites". ¿son estos, un derecho de los niños o un deber de los niños? Ojo, sin límites los niños son candidatos seguros a la idiocía moral, a la psicopaticidad. Creo que es un buen tema para seguir dialogando.

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  3. Te he leído y contestaré, pero estoy haciendo horas extra... Quizá pueda el domingo.

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  4. Aquí se han tocado varios temas, pero dirigiré mi atención al tema de la propiedad, considero que ésta debe ser un derecho exclusivo y ejercido con un fin social, de ninguna manera se debe proteger el ejercicio exclusivo de la propiedad cuando dicho ejercicio perjudica a otra u otras personas, e incluso si pejudica al medio ambiente (para este diálogo incluyo en el concepto de medio ambiente a todos los seres - sintientes y no sintientes-). Ahora, si tenemos un enfoque espiritual del tema no sólo que nuestra propiedad exclusiva la ejercemos sin perjudicar a los otros, sino beneficiando a los otros, al punto de hacer justicia compartiendo nuestros bienes, lo que en hebreo se traduce como "tzedaká", que no significa caridad como usualmente y equivocadamente se traduce a la palara "tzedaká", sino dar "tzedaká" como un acto de justicia en agradecimiento y amor a nuestro Creador por el sustento que nos da ininterrumpidamente a lo largo de nuestras vidas, y en todos los aspectos, y por el amor a los otros, y que ahora está muy de moda denominar a este enfoque espiritual "solidaridad", esta palabra encaja en los ámbitos religiosos y no religiosos. Me gustó hablar de este tema.

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  5. Qué bueno y atinado me parece tu comentario, Debora. Deberíamos repetir la antigua usanza del pueblo hebreo y, en general, de los pueblos nómadas, y considerar que la propiedad y por igual la tangible como la intangible e incluso más ésta que aquella en nuestro tiempo, es social, dada en préstamo por el Creador, la naturaleza y la colectividad en que vivimos (de acuerdo a libertad del lector) y, consiguientemente deberemos pagar como compensación del préstamo: conservación incrementada de la riqueza recibida + reparto proporcional de la riqueza lograda + devolución periódica a la colectividad de lo recibido para dar lugar a una redistribución eficiente de conformidad con las nuevas circunstancias. Así han funcionado durante mucho tiempo los colectivos humanos a que he hecho mención en todos los continente y, según los hallazgos antropológicos, con verdadera eficiencia cuando han sido liderados por mujeres. ¿no es significativo el detalle? Sí, tienen incorporado en su cerebro el factor "generatriz"

    Creo que me he ido un poco de lo que proponías. Te remito al comentario y respuesta correspondiente que tienes en este mismo post.

    Gracias por dialogar conmigo.

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  6. Pues por eso precisamente, porque los niños son ganadores seguros de muchas cosas, ninguna buena, si no se les proporcionan un mínimo de sus derechos y porque durante una buena parte de su infancia apenas tienen herramientas para luchar por su supervivencia, menos aún por sus derechos (en algún estadio apenas el llanto).

    Todos los derechos conllevan deberes. Desde mi punto de vista los límites forman parte de lo que le tienen que proporcionar a los niños alguno de sus derechos y se les deben imponer siempre dentro de un contexto educacional y de amor filial para después exigirle, dentro del mismo contexto, el deber de que los acate.

    Además mi opinión es que las obligaciones (¿solidaridad...,caridad...? No, obligación) con respecto de la infancia son sociales, no solo, aunque lo sean fundamentalmente, de los padres, porque los beneficios de que a los niños se les respeten sus derechos primordiales repercuten a favor de toda la sociedad. Muchas de las lacras sociales a las que nos enfretamos provienen de ese déficit.

    Otra cosa sería la dificultad real que pueda haber, que la hay, para lograrlo y para ejercerlo. También otra cosa sería discutir sobre si estos derechos de los niños, tal como se enuncian en algún momento, puedan inducir al error de que no conllevan también deberes para ellos.

    No obstante yo estoy a favor de que los derechos se expresen y se difundan porque, de lo contrario, se caería en el error del deber de gratitud por ciertas cosas que no corresponde. No es saludable crecer con esa carga de que "debo agradecer" que sitúa en un plano de cierta inferioridad, la carga de un débito impagable. Educar como profesional o criar a un hijo como padre o madre, son desde luego tareas arduas, pero gratificantes para quién las plantea correctamente.

    Sobre la propiedad, pues sí es un tema complejo desde luego, pero yo pienso como para los derechos, que también habría que ponerle límites. Para mi sería discutible la legitimidad (ética, si quieres) del derecho a la propiedad privada de un bien, no se me ocurreo otro más básico, como el del agua. Yo lo de la solidaridad, la cridad o la bondad en ciertas cosas básicas no lo admito. Además, según he entendido yo en el ejemplo, de la misma manera que el "propietario" de los manantiales adquiriría o heredaría en su día una propiedad con manantiales, el vecino también adquirío o heredó en su día una propiedad con parte de una charca. La charca por lo que yo entiendo se formó de manera natural entre las dos propiedades, de la misma manera que, de forma natural, brotarían los manantiales y comenzó a filtrarse el agua ¿Por qué iba a tener más derecho, uno a los manantiales, que el vecino a parte de la chaca (que formaba parte tambien de su propiedad)?. El propietario de los manantiales no tendría derecho a bloquear el agua porque entonces le estaría robando al vecino su parte de la charca. Ahora te doy toda la razón sobre que se impone siempre el diálogo para resolver los conflictos. Además ¿Y si se diera la circunstancia de que alguno de ellos no dispusiera, en rigor de los medios para hacerce cargo de los gastos?

    Sobre tu razonamiento de que no existe la gualdad, totalmente de acuerdo, como que no existe la justicia y todo lo demás, pero eso no justifica que debamos renunciar a aproximarnos lo más posible a esos conceptos en nuestro actuar, de la misma manera que no debamos renunciar a debatir sobre la verdad, pero nunca podremos llegar al hallazgo de la verdad abosluta, porque tampoco existe y no está en nuestras capacidades.

    Sobre los ladrones, pues como dice mi hija, mamá todos hemos robado alguna vez (léase boli que cojo de la oficina, escamoteo al fisco, descarga de internet, fotocopias de un libro...)...

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  7. Querida Merce, comenzaré por responderte aquí y luego veré si puedo colgar ambos textos o ninguno porque tampoco yo soy diestro en estas lides. Lo importante, por el momento, es que dialoguemos que nos comuniquemos; luego veremos de extender a los demás este discurso por si les interesara aportar más luces que las que nosotros podamos tener sobre el tema.

    Respecto de los "derechos de los niños". Sostengo que la vida nos otorga dones, cualidades, potencialidades para llegar a ser personas, con la obligación de que lleguemos a ser personas; no nos da derechos. La palabra derechos es un concepto vacío de contenido; no existen. Los llantos del niño, a que tu haces mención, es uno de los dones con que la vida nos dota para luchar y ¡ vaya que si es eficiente ! Pero claro está que las limitaciones son grandes para lograr los objetivos más elementales por lo que tienen que ser subvencionados por los adultos (padres y etc. etc.) y esto forma parte del deber de ser personas de los adultos y etc. etc. (en la relación con los niños); sin ese deber cumplido no somos personas los adultos. Y al decir esto, tanto me estoy refiriendo del deber de los adultos con relación a los niños próximos (porque propios no hay ninguno) como en relación con los niños lejanos. Tu eres un buen ejemplo del cumplimiento de este deber adulto en relación con los niños.

    Ahora bien, en este proceso de múltiples dimensiones de desarrollo y de crecimiento del niño es, igualmente, deber de los adultos enseñarle el valor de los límites porque, sin el respeto a los mismos, no se puede vivir en sociedad ni a nivel humano -animal humano, de la especie humana- y mucho menos a nivel de personas.

    La razón es simple: cuando se da sin pedir a cambio... sólo se puede esperar -en lógica real- ABUSO, porque el mensaje que damos como estímulo de observación para desencadenar conductas es que "tenemos para dar", luego, quien recibe "debe recibir" y ahí comienza a acuñarse el término "tengo derecho".

    Se nos ha hecho creer que "el ejemplo arrastra" y que, en consecuencia la imitación de los comportamientos observados es automática... Esto es falso cuando la observación-experimental ha favorecido el desarrollo del hedonismo sin límites. ¿Qué pasa cuando después -adolescencia o adultez- se quiere poner límites? La rebeldía está servida... porque "reclaman sus derechos" y usarán toda su inteligencia, que sin duda será muy grande para alcanzarlos, por las buenas o por la violencia (física, psíquica, sexual, social, política, económico-financiera, empresarial, religiosa, asociativa, mística, informativa, intelectual, estética, etc.)

    Estos son los modos de ROBO, no los hurtos a que te referías en tu escrito y que tu niña también identificaba con clara conciencia de culpabilidad; eh aquí la diferencia, la culpabilidad saludable que nos obliga a rectificar por la vía de la honestidad que no es lo mismo que veracidad (quizás podamos hablar de esta diferencia en algún momento que creo, es muy importante).

    Unas palabras breves sobre el tema de la proporcionalidad solidaria y la propiedad privada. Estoy de acuerdo contigo y así te lo dije en la respuesta que está colgada a tu primer comentario, que la propiedad absoluta no existe y que ante la necesidad de subsistencia la propiedad (privada o pública) es un concepto tan vacío de contenido como la palabra derechos (otra cosa es que después, la moral o ley, ni siquiera respete tan elemental como lo dicho). Pero aquí estamos hablando de propiedad-es complementarias (no de subsistencia) o supérfluas que embellecen la existencia. Ante ellas, no importa si el intermediario es el agua, el vino o el petróleo, la visión cambia y me ratifico en que la manera más adecuada, entre personas - que no es lo mismo que entre seres humanos- insisto, es la de "proporcionalidad solidaria".

    Me encantó dialogar contigo. Un abrazo para ti y para tu niña.

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  8. Pues yo sigo viendo la utilidad de enunciar los derechos de los niños, que serían en realidad la base de la que hay que partir para ponerles límites a los adultos en general, y especialmente a legisladores, políticos, líderes de todo tipo, etc., etc. Está claro que los adultos también necesitamos que nos digan dónde eestán los límites.

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  9. Las obligaciones de los adultos con respecto a la infancia van mucho más allá de lo que se pueda hacer a nivel individual o con un niño en concreto.

    Por ejemplo yo te agradezco este espacio de reflexión para todos, en el que nos aportas tus conocimeintos y lo que has aprendido con tu experiencia profesional y familiar, en la medida que creo que le estás dando mucha importancia a dialogar sobre la educación de los hijos y creo que vas a seguir haciéndolo ¿Es el comienzo de todo, no? Bien merece dialogar mucho sobre el tema.
    Muchas gracias, de verdad.
    Merche

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