domingo, 19 de junio de 2016

EL RETO DE SER PERSONA HUMANA, ENTRE SÓLO SERES HUMANOS - 1

Les comparto una de las preocupaciones que más ocupan mi mente, con dolor intelectual, al contemplar la historia que compartimos a través de los medios poderosos de comunicación. Por lo extenso del tema se lo ofrezco en 4 partes y espero ser complementado por Uds. desde el diálogo.

Muchas veces he compartido con todos Uds. la diferencia que hago conceptualmente, operativamente y socio-históricamente entre SERES HUMANOS  Y  PERSONAS HUMANAS, por lo que estos conceptos  no los repetiré en el post que les comparto ahora. 

Como referentes ideológicos que deseo usar para que nos sirvan a todos de marco de referencia, en este dialogar sobre cómo ser personas humanas, les ofrezco a:

-      Inmanuel Kant: “En compensación por las muchas penalidades de la vida, el cielo ha dado a los hombres tres cosas: la esperanza, el sueño y la risa”

-      Joseph Ratzinger (luego Benedicto XVI): “Aun por encima del papa, como expresión de lo vinculante de la autoridad eclesiástica, se halla la propia conciencia a la que hay que obedecer la primera, si fuera necesario, incluso en contra de lo que diga la autoridad eclesiástica”

-      Mahatma Gandhi: “La oración es la llave de la mañana y el cerrojo de la noche”

 De la conjunción de estos tres referentes iconográficos, defino a la persona humana como “el ser que,  socialmente: vive, se expresa y se trasciende, con consciencia libre, actuar honesto y transcender místico

Estas tres variables de la persona humana las he mencionado anteriormente en distintos post-s y ahora deseo compartir con Uds. un análisis algo más profundo pero, antes de comenzar el análisis, deseo exponer claramente los 3 riesgos a que nos exponemos cuando asumimos la vivencia de la “personeidad humana”, las dificultades que tendremos que sortear cuando deseamos ejercer la labor educadora de nuestros hijos en esta dirección y los rechazos o la indiferencia de que seremos objeto cuando pretendamos ofrecer esta manera de vivencia a otros individuos:
 
1.- Quien, al final de la jornada, carezca de alguna de estas tres variables sólo alcanzará a ser, en el mejor de los casos, ser humano con muchos valores, sin duda, pero no persona humana porque la vida nos permite nacer como  seres humanos con la obligación de llegar a ser personas humanas; el ser persona humana no se nos da gratis.

2.- Estas tres variables interactúan una en la otra cuando se viven con consciencia volitiva; es decir, que cuando los individuos se esfuerzan conscientemente por vivir, de manera proporcional a su edad y circunstancias socio-educativas, de acuerdo con ellas… una con la otra se facilitan la vivencia y la constante de dicha interacción es siempre la dimensión mística porque es la de último y más importante desarrollo en nuestra evolución neurológica. Es como el hilo conductor que une a las tres variables para la consecución del objetivo: construirnos como personas

3.- Por último, también es cierto que guiarse por estos criterios nos implicará estar en disposición de chocar contra la espontaneidad de nuestro carácter -en lo personal-, chocar contra la inercia histórico-biológica de la concepción cientificista -en lo cultural - y chocar contra la praxis político-social -en la orientación economicista y hedonista- de nuestro momento histórico.

Es por consiguiente tarea ingente, casi heroica, y esto explica por qué son contados los individuos que aceptan este enfoque como reto de vida. 

Creo, a pesar de exponernos a ser excluidos por ser minoría, que vale la pena esforzarnos en vivir de esta manera porque nos constituiremos, pre-conscientemente, en levadura de la masa que, por ser humana, tiene filogenéticamente  impresa la obligación evolutiva de llegar a ser sociedad de personas, entre personas humanas.

Pero no olvidemos que la levadura desaparece de nuestros sentidos y, por eso, la transformación de la sociedad humana en sociedad de personas humanas ,que anhelamos, no la veremos y tendremos que esperarla porque será la resultante de la multiplicación de tres factores:  fe en la potencia filogenético-germinal del ser humano, esperanza en el tiempo-histórico (que superará el nuestro) y vida mística de la levadura que conjuntará la fe virtuosa con la esperanza activa del ser humano.

(continúa)



  

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