Los sentidos generan en nuestra conciencia (también llamada inteligencia emocional) desde nuestra concepción y hasta nuestra muerte, EMOCIONES de distinta índole y valoración: agradables, incómodas, consideradas socialmente aceptables o legalmente punibles (por la moral consensuada) que tienen como objetivo, la supervivencia.
Estas emociones generan, a través del mecanismo de tentativa y error (también llamado: inteligencia operativo-valorativa, + inteligencias volitivo-intencionales intrapersonal e interpersonal; aprendidas de los modelos próximos: ambiente social infantil) APETENCIAS POSESIVAS guiadas por la pereza, como expresión evolutiva del instinto de conservación (o supervivencia), que se manifiesta, por la moral consensuada, como economía energética: máxima ganancia vs. mínima inversión.
Pero como las inteligencias emocional, operativo-valorativa y volitivo intencional se desarrollan socialmente (por ser la socialización parte constitutiva e inevitable de la especie humana), las apetecías posesivas generan consciencia (también llamada inteligencia espiritual) de FRUSTRACIONES guiadas por la pereza + la codicia (o cleptomanía) porque no somos los únicos que tenemos apetencias posesivas; tenemos "hermanos" que también las tienen y se desarrolla en nosotros el instinto tanático: "alguien debe morir" (complejo de Caín, que compartimos con todas las especies sociales subhumanas): yo vs. los otros (hoy llamamos eufemísticamente inteligencia de competitividad: los demás son prójimos pero adversarios a eliminar ) Si nos sentimos fuertes intentamos apoderarnos (robar) de los bienes ajenos y si nos sentimos débiles generamos autocompasión (que constituye la quintaesencia de las depresiones).
Las frustraciones siempre generan AGRESIVIDADES contra los demás o contra nosotros mismos y son expresión de nuestra inteligencia espiritual (o también llamada inteligencia trascendente que nos impulsa a "ir mas allá" de nuestro presente y de nosotros mismos). Por consiguiente, nuestra inteligencia espiritual nos puede conducir y evolucionar hacia la búsqueda de la potencial perfección y trascendencia o nos puede hacer involucionar hacia las vivencias emocionales de pereza y codicia manifestadas especialmente, en las formas de depresión maníaco-compulsiva, y cuya mayor expresión es la psicopaticidad aguda (llamada estados `sicopáticos o también llamada comportamientos de idiocia-moral porque estos individuos carecen de toda conciencia moral que sea diferente de mismos)
Superar estas secuencias del desarrollo de nuestras inteligencias para evolucionar y no involucionar hacia los estadios primitivos de conciencia, que acaben condenándonos a la psicopaticidad aguda, requiere ser educados en la superación de la moral por el comportamiento ético desde niños (o lo que es lo mismo, guiarse ante toda decisión por lo mejor y mas perfecto) asumiendo el costo de ser diferentes, porque es claro que con los modelos educativos que nos rodean, la mayor parte de las personas están siendo condicionadas para desarrollar comportamientos subconscientes de pereza hedonista (el placer y al menor costo) y comportamientos de codicia homicida (competitividad) en mayor o menor grado (si se puede hablar de grados en las formas de homicidio)
Las guerras que padecemos (como todas las soportadas por la historia humana de todos los pueblos) son clara manifestación de lo que aquí escuetamente denuncio y de las guerras familiares y socio-políticas que nos esforzamos en justificar con el argumento de "defender la "casa propia", como un derecho primario. Ante esta triste realidad pregunto... ¿Qué valoramos màs, nuestra casa (nuestro país) o la vida de nuestros hijos (nuestros ciudadanos)? Y si logras defender tu casa (tu país) pero matan a tus hijos (tus ciudadanos) ¿para qué te sirve tu casa (tu país)... No importa cual sea tu gentilicio; lo que importa es tu ser de persona humana y lo que desde tu ser, puedes aportar mancomunadamente al desarrollo ético de tus hermanos, no de tus adversarios, no de tus contrincantes.
Es ardua esta labor auto educativa por lo que buscar apoyo en algún tipo de comunidad que cultive la espiritualidad alocéntrica creo que es la clave para "no morir en el intento" sino lograr vivir con la alegría de la PAZ NO PEDIDA, porque la paz es nuestro deber; sí podemos pedir los dones espirituales de la Inteligencia, Sabiduría y Fortaleza y, como diría mi abuelo... "que Dios nos agarre confesados" ... porque es tarea que nos exigirá superar la vivencia ética a través de la vivencia mística.